Atardecer en el Viñedo

Luces y sombras, colores y formas. Todo armonizado a la perfección en cada atardecer. Porque cada uno es diferente, pero a la vez sus semejanzas no dejan de ser evidentes. En todos, la paz y quietud caen lentamente sobre el viñedo, sin prisa alguna, pero con la contundencia de lo inevitable.

Quizás no pueda compararse esta visión, a ver el final del día junto al mar, con la mirada sostenida y fija hacia el horizonte. No obstante algo de su magia se cuela entre las hileras y provoca sentir en la ondulación, el ritmo acompasado del paso del tiempo.

Ahora bien, si a este cuadro se suma una leve brisa fresca, el sonido de las hojas al agitarse y el silbido del viento entre las ramas, no cabe duda que la experiencia se vuelve única e inolvidable.

¡Salud! ¡Y a la caza entonces de más atardeceres en el viñedo!

IdV.