¡Esa copa es mía!

Parecen simples objetos domésticos, cotidianos pero no lo son. Tienen personalidad, incluso carácter. Algunos de ellos son muy lúdicos, otros elegantes y algunos tremendamente prácticos.

Por ejemplo, existen los que recurren a los colores como identificador o aquellos que por su forma son claramente distinguibles. E incluso no faltan los que denotan gran habilidad y esmero de parte de quien los hizo, constituyendo verdaderas piezas únicas hechas a mano.

Sea como sea, si aparecen en una ocasión especial, pueden no constituir el centro de atención, sin embargo le añaden algo de sazón y complicidad, a la camaradería propia de esos momentos donde más de una botella de vino se descorcha y el recuperar la copa, puede llegar a ser una misión casi imposible…

¡Salud!

IdV.