Qué gusto da ver que dos objetos, tan del uso común, tan parte de nuestra cotidianidad, hayan sido capaces de inspirar a artistas de orígenes y estilos diversos, al punto de plasmarlos tan bella y dignamente en sus obras.

No es posible cansarse al ver el despliegue de colores, texturas, formas, contrastes en estas imágenes. Menos de la manera que cada autor las reinterpretó, desde su propio estilo y visión.

Es más, gracias a la magia que tiene el arte, en particular aquí el arte visual, es casi posible sentir el ambiente que rodea a esas botellas y copas. La ocasión de consumo que las enmarca. En algunas es todo fiesta, celebración y alegría. En otras hay pasión de por medio, provocación. Incluso están aquellas que develan un momento de desconcierto, ambigüedad. Por supuesto no puede faltar, lo lúdico y divertido, contrastado con lo técnico y formal, lo relajado en contraposición a lo estructurado…

Cada obra es un momento, capturado en la memoria y experiencia probablemente de su creador, que vio en esta pareja inseparable, un motivo más que loable, para inmortalizarlas.

¡Salud!

IdV.