A las Puertas del Vino

Quienes hemos tenido la invaluable oportunidad de visitar viñedos y bodegas, sabemos de la ilusión que nos embarga minutos antes de arribar ante sus puertas y que sólo se puede comparar, guardando las proporciones, con la experimentada  en los instantes previos a abrir la botella de un vino que no conocemos, pero del que sabemos podemos esperar lo mejor.

Para muchos, el sólo hecho de poder inmortalizar ese momento, mediante una fotografía, paga el esfuerzo realizado tanto en el viaje mismo, como en la paciente y larga espera por concretarlo. Para otros,  el haber llegado a este punto, es la antesala de algo increíblemente más prometedor, que es el aspirar a «rozar» la magia del origen del vino, sentirla en el lugar mismo que lo ve nacer.

Puertas o portones los hay de muchas formas y tamaños, materiales y colores. Algunas son realmente imponentes, otras discretos. En algunos se debe esperar hasta verlos abiertos, en otros su apertura es total, por tanto en ocasiones arriesgan ser pasados por alto. Así, tal como ocurre con el corcho de una botella,  dan la impresión de ser todos iguales y cumplir meramente una función, mas su singularidad es su mayor tesoro y su presencia un real incentivo.

En fin, quienes hemos tenido la invaluable oportunidad de visitar viñedos y bodegas, quizás no recordamos cómo exactamente lucían sin verlos en la fotografía tomada, pero estamos seguros que sin ellos nada de lo vivido en esa visita, seríamos capaces de contar.

¡Salud!

IdV.

 

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