Objeto de diseño: Sacacorchos

El diseño forma parte de nuestras vidas, de eso qué duda cabe. Desde la manera cómo nos vestimos, movemos, trabajamos, comemos y nos divertimos, pareciera que no queda rincón en nuestro diario quehacer, que no haya sido tocado o incluso modificado por la mano inconfundible del diseño. Tanto es así, que de seguro ya no nos basta simplemente la funcionalidad de autos, herramientas, artículos electrónicos, si estos no son lo suficientemente atractivos a la vista y, por qué no, aporten esa dosis extra de estilo y sofisticación, a nuestra propia imagen.

En el ritual del vino y  modo de ejemplo, está el sacacorcho o descorchador. La historia cuenta que el primero se remontaría al siglo XVII en Inglaterra y aquellos, utilizados hace 300 años, eran similares a la herramienta con la que se extraían balas de los fusiles. Su utilización proliferó naturalmente durante el siglo XVIII, en forma paralela al uso cada vez más frecuente en las botellas de vino, de corcho. La remoción de éste último se hacía particularmente difícil, al tratarse de un material suave y poroso que se encontraba ajustado, y en algunos casos incluso adherido, a la superficie de un material no flexible, como es el vidrio.

El descorchador diseñado por Alessandro Mendini para la casa italiana Alessi (fotografía), nos demuestra cómo el diseño se introdujo aquí exitosamente, otorgándole una nueva mirada a este artículo clásico y utilitario. En este caso, la conocida versión plegable tipo cortapulmas, creada por German Karl Wienke en 1882, adquirió un carácter más bien lúdico, en versiones que van desde las más discretas y elegantes, a las llamativas y coloridas. Por cierto, todas ellas sin distinción,  enriquecen la fiesta que, en sí constituye el destapar una botella y beberla en la ocasión y compañía perfecta.

¡Salud!